“No tengamos duda de que ninguno de nosotros entró en política para introducir medidas como esta. No queremos hacer cosas para reprimir la libertad, no queremos hacer nada que dañe nuestra economía, para evitar que los negocios sigan con sus vidas”, expresó el líder británico durante una reunión con su Gabinete.
El primer ministro dijo que el número R, la tasa de reproducción del virus, está “apenas por encima de uno” y que la cuarentena lo volvería a poner por debajo de ese límite.
Dijo que los médicos y el personal sanitario se verían obligados a tomar decisiones sobre a quién atender y a quién no.
Además afirmó que muchos pacientes que no tienen coronavirus, pero padecen otras afecciones como cáncer o problemas cardíacos, no podrán recibir el tratamiento que necesitan.
Aseguró que los tests rápidos podrían ser “masivos y posiblemente decisivos” para derrotar al virus y que también habrá mejores medicamentos y la perspectiva de una vacuna.
Ayer Johnson, advirtió también a los parlamentarios, quienes deberán votar mañana la medida, que “no hay otra alternativa” que entrar en un segundo confinamiento en Inglaterra porque las muertes por coronavirus en la segunda ola podrían ser más del doble que la primera.
Johnson buscó de esta forma justificar su decisión de imponer primero restricciones localizadas, a pesar de los reclamos de científicos y los representantes del Partido Laborista que insistían en una medida más estricta para frenar la propagación del virus.
Se espera que más de 80 parlamentarios conservadores se rebelen contra el confinamiento al momento de la votación, aunque el Gobierno igualmente tiene los números para aprobarla.
Desde el jueves hasta el 2 de diciembre, los pubs, restaurantes, gimnasios y tiendas no esenciales cerrarán junto con los sectores de ocio y entretenimiento en toda Inglaterra.
Las escuelas, colegios, universidades e industrias que no pueden trabajar desde casa pueden permanecer abiertas.
Los británicos deben quedarse en sus domicilios, pero se permite hacer ejercicio en la calle, ir al supermercado y salir por otras razones esenciales como el trabajo y la educación.
Los viajes fuera del país que no sean por trabajo o justificados también estarán prohibidos.
El número de pacientes que murieron en los hospitales del Reino Unido en las últimas 24 horas aumentó en 263, especialmente en el noroeste del país, lo que elevó el número total a 46.853 desde el inicio de la pandemia.