Un acto fallido ocurre cuando el inconsciente se expresa en toda su verdad y no nos damos cuenta. Así le ocurrió al Grupo Clarín que en su tapa de ayer aseguró que Mauricio Macri recusará al juez que lo investiga por espionaje al “acusarlo de imparcialidad”. ¿Un magistrado no tiene que ser imparcial? ¿Macri quiere jueces a su medida?
Así está el macrismo de nervioso con la causa que investiga el espionaje ilegal a familiares de los 44 submarinistas muertos durante el hundimiento del ARA San Juan. De confirmarse el espionaje será uno de los capítulos más oscuros de la democracia moderna. Pero el juez Martín Bava va más allá y se pregunta si Macri sabía u ordenó ese espionaje. Vale recordar que al frente de la agencia de inteligencia estaba nada menos que su amigo íntimo Gustavo Arribas.
Durante la administración de Cambiemos, el macrismo se acostumbró a una relación poco transparente con jueces y fiscales, quienes solían ir a la Quinta de Olivos a jugar al tenis con el propio presidente Macri. Muchas veces esos partidos después coincidían con fallos que favorecían al mandatario. Debería ser un escándalo pero el blindaje mediático todo lo puedo. ¿Esa “imparcialidad” es la que espera Macri ahora?
