En medio de una Argentina atravesada por la recesión, el conflicto social y el desmantelamiento del Estado, una figura política se destaca por su estabilidad y gestión: Gerardo Zamora, gobernador de Santiago del Estero, encabeza el ranking nacional de imagen positiva, según un relevamiento de la consultora Tendencias realizado entre el 29 de marzo y el 3 de abril en las 24 jurisdicciones del país.
Con un 68,4% de aprobación, Zamora superó a sus pares de San Juan, Marcelo Orrego (67,1%), y de Chaco, Leandro Zdero (66,3%), en un contexto donde muchos mandatarios provinciales se ven arrastrados por el impacto negativo de las políticas del gobierno nacional.
Este reconocimiento no es casual. En tiempos donde desde la Casa Rosada se promueve el ajuste fiscal a expensas de las provincias, recortando fondos y derechos, Zamora ha logrado gobernar con equilibrio, obra pública sostenida, contención social y sin ceder a los embates del centralismo porteño. Su modelo, basado en la cercanía con la ciudadanía, la inversión pública y el respeto por el federalismo, lo posiciona como una de las voces más firmes frente a los atropellos del gobierno libertario.

Zamora no solo mantiene una alta valoración dentro de su provincia, sino que trasciende los límites de Santiago del Estero y se proyecta como un actor clave en la reconstrucción del pacto federal, hoy en peligro ante la visión unitaria y mercantilista de Javier Milei.
En definitiva, su liderazgo no es un fenómeno aislado, sino el reflejo de una gestión que prioriza las necesidades reales de la gente, en contraposición al relato economicista que hoy domina la escena nacional.