Apartir de la posibilidad de que la vacuna contra el coronavirus que elabora Rusia llegue a la Argentina en octubre, se abrió un abanico de preguntas: desde si es cierto hasta cómo será la distribución y la prioridad.
Yanina Lamberti, investigadora adjunta del Conicet y experta en desarrollo de vacunas, no se mostró convencida respecto a la llegada de la vacuna en esos plazos y resaltó que la distribución será un problema serio que deberá enfrentar no sólo la Argentina sino también el mundo.
“Más allá de la primera vacuna, hay un tema a resolver: cómo se va a distribuir y qué se va a privilegiar. Preocupa la corriente de Estados Unidos es ‘me salvo yo y no me importa el resto’; eso compromete la compra de vacunas, puede dejar sin stock al resto”, dijo Lamberti.
Puntualmente, mencionó el caso de la Argentina y sostuvo que aquí “no” hay “capacidad de producción”, por lo que resaltó que es importante “una distribución racional de la vacuna”.
Cabe recordar que el embajador argentino en Rusia, Ricardo Lagorio, manifestó la semana pasada que “probablemente en los próximos días va a terminar la tercera fase de verificación y testeo de la vacuna” y que “calculan que en septiembre puede empezar la producción en masa”.
Asimismo, confirmó que el Gobierno está en contacto con Rusia para obtener la vacuna, cuya licencia estará lista el 12 de agosto, según el viceministro de Salud ruso, Oleg Grídnev.
Pese al optimismo, Lamberti opinó que la vacuna contra el covid-19 recién estará en la Argentina a “principios del año que viene”.
Proyectos y avances
Hasta el momento, hay más de 140 proyectos de vacuna en curso pero solo hay seis que están en fase clínica (fase 3), es decir, más avanzadas, y pertenecen a Estados Unidos, China, Reino Unido, Rusia e India.
Sobre las vacunas candidatas, la especialista consideró que la más prometedora es la de China. “Pienso eso porque utiliza la tecnología más estándar con virus inactivos en bioreactores, así el virus se purifica y se activa”.
En el caso de Estados Unidos y Reino Unidos (Universidad de Oxford), se trata de soluciones vinculadas a “material genético”, con una tecnología más desarrollada.
Al ser consultada sobre las fases de prueba, explicó que, una vez que se produce y pasa la fase preclínica, se experimenta en animales y luego se llevan a cabo las fases clínicas 1,2 y 3. “Primero se le aplica a un grupo reducido y, si responde celularmente y no produce efectos adversos, se pasa a la fase 2 con más de 500 personas y finalmente a la 3 con miles de personas”, dijo.
Aplicación y distribución
Una vez que la vacuna esté activa en la Argentina, Lamberti explicó que en un principio “va a funcionar como la antigripal”, con el fin de “cuidar a los grupos de riesgo”.
Por su parte, se refirió a la advertencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que resaltó que el coronavirus vino para quedarse y que el mundo tardará décadas en superarlo. En ese sentido, la investigadora del Conicet coincide con el organismo y aclara que “para que la circulación del virus caiga, no va a haber tantas vacunas”.
Y agregó: “Sorprende que el porcentaje de inmunidad tras la infección no sea equitativo, todavía no se sabe”.
Por último, aclaró que una vacuna “es un bien público para que tenga acceso toda la población y los monopolios van en contra de eso”. Y destacó: “El costo de producción es mucho más alto que el costo de venta, tiene que haber una fuerte regulación”.