Inglaterra, Escocia e Irlanda del Norte endurecen restricciones ante la nueva cepa de coronavirus

En el nivel 4 los residentes deben quedarse en sus casas, salvo excepciones muy precisas, los comercios no esenciales deben permanecer cerrados y no se permitirá viajar a otra zona que esté en un nivel inferior ni al exterior.

Más de cinco nuevos condados de Inglaterra ingresaron hoy en esa situación en la que desde el domingo y hasta al menos el 30 de diciembre se encuentran Londres y el sureste del país, regiones donde se registraron por primera vez casos de esta variante del coronavirus que se está extendiendo de forma acelerada.

En Escocia también rige desde hoy este nivel de alerta, en una disposición que será revisada cada dos semanas, de acuerdo a lo anunciado por la primera ministra, Nicola Sturgeon.

Las autoridades escocesas impusieron “una estricta prohibición de viajar” entre el territorio y el resto del Reino Unido durante el período de vacaciones de fin de año como parte de las medidas.

En Irlanda del Norte, las restricciones más duras regirán por seis semanas e incluyen un toque de queda nocturno a partir de las 20, con tiendas no esenciales cerradas a partir de esa hora y todas las reuniones en interiores y exteriores prohibidas hasta las 6 de la mañana.

En este contexto, el nivel 4 ya alcanza a 24 millones de personas, lo que representa el 43% de la población, precisó el diario The Guardian.

Esa cifra aumentará el lunes, cuando Gales endurezca las restricciones por al menos 3 semanas.

El Reino Unido sumó un total de 34.963 contagios por coronavirus en las últimas horas y otros 210 fallecidos, un día después de superar la barrera de las 70.000 muertes debido a la Covid-19.

Así, las víctimas mortales a causa de la enfermedad en suelo británico ascienden hasta las 70.405, según el balance actualizado hoy por el Gobierno, aunque podría fluctuar en las próximas horas por la lentitud a la hora de recabar cifras dadas durante las vacaciones navideñas, según avisa la propia web oficial.

Reino Unido es el segundo país europeo con mayor número de fallecimientos debido al coronavirus, sólo por detrás de Italia, y es el quinto del mundo más golpeado por la pandemia en número de muertes.