“Si algunos quieren amenazar los intereses de esta gran nación, ciertamente no estarán seguros en ningún lugar de la Tierra”, aseveró el general de división Hosein Salami, según el sitio oficial de los Guardianes de la Revolución, Sepahnews.
Las declaraciones llegan dos días después de que el diario estadounidense The New York Times revelara que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, había sondeado recientemente a varios altos funcionarios de su país sobre la posibilidad de “tomar medidas” contra las instalaciones nucleares en Irán.
Según el diario, estos funcionarios habrían disuadido a Trump de un ataque en vista del riesgo de que pudiera degenerar rápidamente en un conflicto más amplio.
El Golfo Pérsico es “una región estratégica para la economía mundial e Irán desempeñó su papel único y privilegiado para garantizar la seguridad de esta extensión marítima”, dijo el general Salami.
“No estamos limitados a un área geográfica específica para defender nuestra seguridad e intereses vitales”, agregó.
El jefe de los Guardianes hizo estas observaciones con ocasión de la incorporación a la flota iraní del Shahid Roudaki, un navío de guerra polivalente, equipado con “sistemas de misiles”, y transporte de helicópteros, drones y lanchas de ataque, informó la agencia de noticias AFP.
Estados Unidos e Irán, que arrastran una enemistad de más de 40 años, elevaron las tensiones en los últimos años, después de que Trump abandonara el acuerdo nuclear alcanzado por las principales potencias internacionales en Viena en 2015 y reimpusiera sanciones contra la nación islámica.
Los socios europeos del acuerdo nuclear (Rusia, China, Francia, Alemania y Reino Unido) lucharon por mantenerlo a flote a pesar de los esfuerzos de Trump por hundirlo.
Ahora los socios de Estados Unidos en el denominado Grupo 5+1 esperan que la llegada a la Casa Blanca del demócrata Joe Biden cambie el enfoque de Washington sobre Irán.
El Gobierno Trump volvió a imponer medidas punitivas ayer, lo que algunos críticos estadounidenses y europeos ven como un intento de construir un “muro de sanciones” difícil de derribar para Biden una vez asuma el cargo en enero próximo.