En la superficie, el enfrentamiento entre Javier Milei y Mauricio Macri alcanzó niveles de violencia verbal inéditos. El presidente libertario acusó al exmandatario de haberse aliado con Cristina Kirchner para “ensuciarlo” con la caída de la Ley de Ficha Limpia. En respuesta, Macri disparó sin anestesia: calificó los dichos de Milei como una “alucinación seria”.
“Javier, tus declaraciones sobre la votación de Ficha Limpia son realmente una alucinación seria. No puedo creer lo poco que me conocés. La desilusión que tengo es infinita”, escribió Macri en X, en el que fue el primer ataque frontal a la salud mental del presidente, una línea que ni en los momentos más álgidos se había cruzado.
La furia del fundador del PRO explotó luego de que Milei afirmara en Telefé que existió un acuerdo secreto entre Macri y Cristina para bloquear Ficha Limpia y golpearlo políticamente. “El único que pierde con esto soy yo”, repitió el mandatario, en un discurso plagado de victimismo, conspiraciones y desresponsabilización.
Sin embargo, mientras en las cúpulas las agresiones cruzan límites cada vez más absurdos, en el territorio bonaerense los dirigentes del PRO mantienen viva la llama del pacto con la Rosada. La apuesta es clara: sellar un acuerdo con el armado de Karina Milei y Santiago Caputo para las listas de la provincia, pese a que en público el clima sea de guerra.
De hecho, en el entorno del PRO bonaerense ya se juega con la posible derrota de Silvia Lospennato, la candidata de Macri en la Ciudad, para usar ese revés como argumento para justificar el acuerdo con Milei. “Si Lospennato saca mucho más que Adorni, Mauricio nos va a decir ‘ven que había que defender la identidad del PRO'”, confesó un dirigente a LPO, mostrando el nivel de cinismo que atraviesa la estrategia opositora.
Javier, tus declaraciones sobre la votación de Ficha Limpia son realmente una alucinación seria. No puedo creer lo poco que me conocés. La desilusión que tengo es infinita https://t.co/iR3szxwz3A
— Mauricio Macri (@mauriciomacri) May 12, 2025
La jugada perfecta, según fuentes del PRO, sería que Leandro Santoro gane la elección porteña y que el resto de los candidatos queden en márgenes apretados, obligando así a un acuerdo en provincia para frenar al kirchnerismo. “Así nadie es jefe de nadie”, resumió otro operador amarillo que dialoga habitualmente con la Rosada.
El síntoma más claro del desánimo que reina en el PRO es la decisión de no montar un búnker electoral como en otras elecciones. En lugar del clásico Costa Salguero, la militancia se conformará con reunirse en la puerta de la sede del partido, en San Telmo. “Lo que falta es que nos caiga Patricia (Bullrich) con el protocolo antipiquetes”, ironizan en privado.
Mientras Milei insiste en hablar de “casta”, lo concreto es que sus operadores negocian sin pudor con los herederos de Macri. Y el PRO, que se muestra indignado en redes, en los hechos avanza en pactos de supervivencia con el mismo Milei al que acusan de delirar. La política argentina, una vez más, expone que las alucinaciones son sólo para el show: el negocio es real.