En el estadio Arena Pantanal, construido para el Mundial Brasil 2014, funciona un centro de test y de atención primaria a los infectados de Covid-19 cuyo funcionamiento será suspendido cinco horas antes de cada partido del certamen que Brasil aceptó organizar luego del desistimiento del Gobierno argentino, por la pandemia, y de Colombia, por su crisis sociopolítica.
“No es aconsejable un espectáculo de este tamaño en Cuiabá porque no sabemos cómo será la movilización de la gente para la Copa América más allá de que serán sin público los partidos. Estamos en un momento difícil discutiendo asuntos de la salud de la población”, dijo Emanuel Pinheiro, el intendente de Cuiabá, ciudad que tiene más del 90% de ocupación hospitalaria por coronavirus.
Conocida por el ser el centro geodésico de Sudamérica y la puerta de entrada entre la Amazonía y el centro sojero de Brasil, Cuiabá está ubicada a 1600 kilómetros del Atlántico y a casi 3.000 del Pacífico peruano.
Pinehiro, del Movimiento de la Democracia Brasileña (MDB), informó hoy que pidió al Gobierno federal del presidente Jair Bolsonaro el envío masivo de 670 mil dosis extras de vacuna de coronavirus para acelerar la vacunación (2 dosis) de los 440.000 habitantes de Cuiabá.
“Ya que eligieron Cuiabá para la Copa América en forma rápida entre el Gobierno de Mato Grosso, la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) y el Gobierno nacional, queremos compensaciones”, dijo el intendente.
El intendente está enfrentado con el gobernador de Mato Grosso, el bolsonarista Mauro Mendes, del derechista partido Demócratas, quien dio la luz verde a la Copa América porque el estadio Arena Pantanal es administrado por el Gobierno provincial.
Las radios, canales de TV y sitios web de Mato Grosso amanecieron hoy monotemáticos: Lionel Messi por primera vez estará en la ciudad donde todo el año hay temperaturas cercanas a los 30 grados y es uno de los lugares cercanos al Pantanal, un bioma único en el mundo de biodiversidad, y lagos de aguas transparentes. Además, la población local se enorgullece de su gastronomía basada en pescado de río y de la creación local que cautivó a Brasil: el chorizo cuiabano, hecho con carne de vaca y pimientos.
El estadio Arena Pantanal está siendo usado como centro de atención primaria y test de Covid-19 desde el inicio de la pandemia y también se usa como escenario de los partidos del recién ascendido Cuiabá a la primera división del campeonato brasileño.
El intendente Pinheiro es el único de los gobernantes locales que se opuso a la realización de esta Copa América de emergencia. Brasilia, Goiania y Río de Janeiro aceptaron cuando fueron consultados, siempre que fuera sin público.
En Cuiabá se jugarán los choques Colombia-Ecuador, Chile-Bolivia, Uruguay-Chile, Bolivia-Uruguay y Bolivia-Argentina.
El presidente Bolsonaro en una cadena nacional el jueves por la noche, que fue replicada por cacerolazos en las principales ciudades del país, defendió la realización de la Copa América bajo el argumento de que ya realizan partidos nacionales e internacionales de clubes, como Copa Libertadores y Copa Sudamericana.
Para el Gobierno bolsonarista de Mato Grosso, es una “oportunidad para la redes hoteleras y el comercio que están sufriendo con la pandemia”, dijo el secretario de Cultura y Turismo del estado, Alberto Machado.
El intendente, en cambio, dijo que el temor es que una tercera ola de Covid-19 llegue a la par del certamen, tal como advierten los especialistas incluso del Ministerio de Salud federal.
San Pablo, principal ciudad del país, rechazó ser ciudad sede debido a que se encuentra en fase roja de transición de sus cuarentenas y con el 81% de ocupación hospitalaria.
Cuiabá registra 2897 muertes y 86.560 infectados de Covid-19 mientras que el estado de Mato Grosso acumula más de 410.000 casos y 11.037 fallecidos.
La realización de la Copa América en medio de la pandemia y luego el colapso hospitalario vivido por Brasil entre febrero y abril con personas muriendo en las filas de espera por una cama de terapia intensiva “no tiene efectos políticos directos pero sí es un mensaje de Bolsonaro a su electorado”, dijo a Télam el cientista político Alberto Carlos Almeida, del Instituto Brasilis.
“La Copa América es un fenómeno de comunicación de Bolsonaro. El quiere comunicarse con su electorado diciendo que la pandemia es menos importante de lo que se dice por ahí y que estamos camino a la normalidad”, dijo Almeida, autor de los libros “A cabeça do brasileiro” y “O voto do brasileiro”, que tratan sobre el comportamiento de la población ante las elecciones.
Para Almeida, Bolsonaro adopta a la Copa América para sí en un momento de piso de popularidad (24%, según la encuesta Datafolha) y ante el avance de la comisión parlamentaria del Senado que investiga al Gobierno frente a la pandemia.
“Es el Bolsonaro de siempre, duplicando su apuesta por el conflicto con todos los que puede, menos con el Congreso, donde posee importantes alianzas de gobernabilidad”, dijo Almeida.