El escenario político argentino muestra un giro significativo en julio de 2025. Según la última encuesta de la consultora Zuban-Córdoba, el antimileísmo ya supera el 53,6%, posicionándose como el principal eje de identidad política negativa en el país. Este fenómeno deja atrás al antikirchnerismo, que desciende al 45,2%.
Desde enero, el respaldo a La Libertad Avanza cayó 4,3 puntos, mientras que el rechazo a Javier Milei creció 7,1 puntos, marcando una tendencia que ya no puede ser ignorada por el oficialismo. En cifras, solo el 28,1% de los encuestados se identifica hoy con el mileísmo, muy por debajo del 42,3% que lo apoyaba hace apenas un año.

En contraste, el kirchnerismo, que venía en caída, mostró una recuperación inesperada. Tras la detención de Cristina Fernández, el apoyo al espacio subió del 27,9% en enero al 34,3% en julio. Sin embargo, el antikirchnerismo bajó del 53,1% (mayo 2024) al actual 45,2%, cediendo terreno frente al creciente descontento con Milei.
El estudio también indaga en la histórica grieta peronismo-antiperonismo. El 39,7% se declara peronista, mientras que el 38,7% se define como antiperonista, una diferencia muy ajustada. Los números del peronismo evidencian cierta recuperación tras una baja importante en enero.
Uno de los datos más reveladores es la intención de voto futura: el 52,8% de los argentinos asegura que castigará al gobierno de Milei en las próximas elecciones, mientras que apenas el 38,3% planea premiarlo. Aún más significativo, un 16,6% de quienes votaron a Milei en el balotaje ahora manifiestan su intención de votarle en contra.
¿Las razones del castigo? El 50% de los críticos apuntan a la “destrucción del Estado y las políticas públicas”, y a la “crueldad del gobierno”. Otro 13,1% rechaza el alineamiento internacional con Israel y Donald Trump. En el lado oficialista, el 23,6% valora el control de la inflación y el 19,7% destaca la honestidad del presidente.
Finalmente, una imagen contundente: el 55,4% de los argentinos considera que Javier Milei representa un riesgo para la sociedad, mientras que un 37,8% aún lo ve como un símbolo de cambio.
El dato más claro de esta encuesta es que la identidad política en la Argentina ya no se define solo por el “anti-k”, sino que el rechazo a Milei se ha convertido en el nuevo eje central del debate político.