El arreglo con los acreedores por u$s68.000 millones de deuda externa trajo el recuerdo del elevadísimo nivel de endeudamiento que dejó el gobierno de Mauricio Macri cuando se fue en 2019. Según los datos oficiales del INDEC; entre finales del 2015 y el cierre del año pasado, la deuda externa bruta creció 76%.
Desde 1966 hasta 1983 la deuda externa creció exponencialmente. La dictadura de Onganía y Lanusse la elevaron de u$s3.276 millones a u$s4.800 millones; María Estela Martínez de Perón fue derrocada y dejó unos u$s7.200 millones. Con el retorno de la democracia, el presidente radical Raúl Alfonsin se encontró con u$s43.000 millones de deuda que le dejó la dictadura cívico militar.
Con Carlos Menem y el uno a uno voló a hasta u$s146.219 millones y con Fernando De la Rúa, el blindaje y el megacanje trepó a u$s170.000 millones hasta caer en default. Durante los gobiernos kirchneristas la deuda pasó u$s178.000 en 2003 a u$s250.000 millones (si se incluyen los montos defaulteados), pero si se mide en términos de PBI, la Argentina experimentó entre 2003 y 2013 una reducción del 73% de su deuda externa respecto al Producto Bruto Interno, según datos del FMI.
Con los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández el Banco Central (BCRA) detectó un “fuerte proceso de desendeudamiento y regularización de la deuda pública nacional” iniciado en 2004, y concretado mediante los canjes de 2005 y 2010. Esa reestructuración alcanzó en conjunto una adhesión cercana al 91% en 2010 y terminó de resolverse con el pago a los holdouts en 2016, mientras en enero de 2006 se canceló la totalidad de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), de alrededor de u$s9.500 millones
Al 31 de diciembre del 2014, el entonces ministro de Economía Axel Kicillof contabilizó una deuda total que se ubicaba alrededor del 42,8% del PBI, equivalente a u$s221.748 millones, según los últimos datos oficiales.
Cuando Mauricio Macri llegó al poder la deuda externa bruta se ubicaba en u$s157.792 millones, pero durante el transcurso del primer año de gestión de Cambiemos escaló a u$s192.462 millones por el pago, vía emisión de nuevos títulos, de los fondos buitre que no habían entrado en los canjes del 2005 y 2010, y que obtuvieron fallos favorables en los tribunales de los Estados Unidos en los juicios contra el Estado argentino. Macri pagó unos u$s9.300 millones cash a los litigantes.
El ex presidente -hoy de gira por Europa- consideraba que si el país solucionaba el conflicto con los holdouts en efectivo se abrirían las puertas de los mercados internacionales y el financiamiento eterno para, entre otras cosas, liberar el cepo al dólar y que todos los argentinos y las empresas puedan comprar y girar divisas sin límite al exterior.
En ese camino, Macri endeudó 21% más a la Argentina en 2017 y la deuda pasó de u$s192.462 millones de finales del 2016 a u$s232.952 millones al cierre del segundo año de Cambiemos, un año electoral.
Pero los planes de Macri no terminaron ahí y en 2018 creció otro 19% para llegar a los u$s277.921 millones. Para su último año de mandato Cambiemos ya no tenía acceso a los mercados internacionales y tuvo que gestionar en la crisis. A fines de 2019, Macri se fue de la Casa Rosada con una deuda externa de u$s277.648 millones y una cuenta de vencimientos de deuda pública por pagar de casi u$s200.000 para los cuatros años del próximo gobierno.
El stock de deuda pública nacional cuando se fue Macri había llegado a u$s323.177 millones, de los cuales el 60% se concentraba en títulos públicos, un 25% en préstamos y 10% en instrumentos de corto plazo, puntualizó el informe.
Durante el macrismo una gran parte de la nueva deuda se fugó. Según los datos del Balance Cambiario del Banco Central (BCRA), durante el período de Cambiemos (diciembre 2015-noviembre 2019) la “formación de activos externos del sector privado no financiero” acumuló u$s88.371 millones. Es lo que se conoce en la jerga financiera como la “fuga de capitales” o más coloquialmente como el “atesoramiento” de dólares por parte del público. Incluso, existen estimaciones que aseguran que durante los cuatro años de Macri, el Estado subsidió en u$s17.000 millones la compra de divisas de los privados.
Con la asunción de Alberto Fernández se comenzó a desarmar la bomba de la deuda interna y a dialogar con los acreedores internacionales para renegociar las deudas externas. Tras 10 meses de gestión -y de ardua negociación-, el nuevo Gobierno selló un acuerdo con los tenedores de bonos en dólares bajo legislación extranjera y se espera un alivio financiero para el país.
Con un acuerdo cerrado por los u$s68.843 millones de deuda en títulos en manos de acreedores internacionales, ahora Fernández y su ministro de Economía, Martín Guzmán, buscarán renegociar otros u$s44.000 millones de deuda que mantiene con el FMI.