El Gobierno de Javier Milei ha generado controversia al nombrar a Carlos Foradori, exvicecanciller durante la presidencia de Mauricio Macri, como representante permanente de Argentina ante Organismos Internacionales en Ginebra. Foradori, quien estuvo involucrado en un escandaloso episodio diplomático, ahora ocupará un cargo clave en las relaciones exteriores del país.
Foradori se vio envuelto en un grave incidente cuando, presuntamente en estado de embriaguez, firmó un acuerdo que otorgaba a Gran Bretaña permisos de explotación comercial e hidrocarburífera en el Mar Argentino que rodea las Islas Malvinas. El episodio fue revelado por Alan Duncan, exministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido, en su libro autobiográfico.
Según Duncan, las negociaciones se llevaron a cabo en un ambiente de consumo excesivo de alcohol en la embajada británica en Buenos Aires. Al día siguiente, Foradori no recordaba los detalles del acuerdo que había firmado, lo que generó preocupación y controversia tanto en Argentina como en el Reino Unido.
El acuerdo, conocido como el Pacto Foradori-Duncan, concedía a Gran Bretaña derechos sobre comercio, pesca, navegación y explotación de hidrocarburos en las Islas Malvinas, así como el establecimiento de conexiones aéreas adicionales entre las islas y terceros países.
A pesar de la controversia y la posterior anulación del acuerdo durante el gobierno de Alberto Fernández, el gobierno de Milei ha decidido otorgar a Foradori el cargo de Representante Permanente de Argentina ante Organismos Internacionales en Ginebra. El decreto correspondiente fue publicado hoy en el Boletín Oficial, destacando la supuesta experiencia diplomática de Foradori en sus nuevas funciones.
Este nombramiento ha generado críticas y preocupación entre sectores políticos y ciudadanos, quienes cuestionan la idoneidad de Foradori para ocupar un cargo de tanta relevancia dada su participación en el controvertido acuerdo sobre las Islas Malvinas. La decisión del gobierno de Milei refleja su enfoque polémico y su voluntad de desafiar las convenciones establecidas en materia diplomática.
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