En un giro inesperado que ha sacudido las esferas políticas y sociales de Argentina, el presidente Javier Milei tomó la decisión de destituir a su secretario de Trabajo, Omar Yasín, en medio de una controversia desatada por un considerable aumento de sueldo a él y su gabinete. Este aumento, que rozó el 50% para el mes de enero y febrero, ha generado un intenso debate sobre la responsabilidad y la transparencia gubernamental.
En declaraciones realizadas durante una entrevista televisiva en LN+, Milei intentó distanciarse del escándalo, señalando que había instrucciones claras de no aplicar aumentos a los cargos jerárquicos como una medida de austeridad. Sin embargo, el aumento se efectuó bajo un decreto que, curiosamente, llevaba su firma. Este hecho ha arrojado dudas sobre la gestión y la supervisión de las decisiones dentro de su administración.
La situación se complica aún más con las declaraciones de la exsecretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, quien en X (anteriormente conocida como Twitter), expuso que el decreto 260, que estableció el aumento, requería de una firma digital con token y contraseña, implicando un nivel de conocimiento y consentimiento que Milei parece negar.
Esta serie de eventos no solo pone en tela de juicio la capacidad de liderazgo del presidente Milei, sino que también plantea serias preocupaciones sobre la coherencia y la ética dentro de su gobierno. La destitución de Yasín parece ser un intento de Milei por controlar el daño, pero las explicaciones ofrecidas hasta ahora solo han servido para aumentar las especulaciones y la desconfianza entre el público y la oposición.
El escenario deja varias preguntas sin responder: ¿Fue el presidente realmente ajeno a la decisión de aumentar los sueldos de su equipo? ¿O esta acción es indicativa de una falta de control y responsabilidad en su gestión? Mientras Argentina atraviesa momentos de incertidumbre económica y social, el episodio del aumento salarial añade una capa más de complejidad al panorama político, poniendo a prueba la credibilidad y la fortaleza del liderazgo de Milei frente a futuros desafíos.
Si el presidente entregó token y contraseña para que alguien firme por él, es responsable.
— Vilma Ibarra (@VilmaIbarraL) March 10, 2024
Si el presidente firmó por sí mismo sin conocer el contenido del decreto, es responsable (ídem los ministros que refrendaron).