El anuncio del economista Federico Sturzenegger sobre el fin de las retenciones a las exportaciones de cuero sacudió el mercado y encendió las alarmas en Sadesa, la curtiembre insignia de la familia Galperin, que se benefició durante décadas de estas políticas restrictivas.
La medida, descrita por el sitio especializado Bichos de Campo como un “régimen de protección infame”, impacta directamente en el negocio de las curtiembres, que durante años fijaron precios artificialmente bajos gracias a regulaciones que desalentaban la exportación de cuero bovino.
Una práctica histórica
El modelo de restricciones nació en los años ’70 bajo el gobierno de Alejandro Agustín Lanusse y fue respaldado por sucesivas administraciones. La fórmula era clara: aranceles elevados que limitaban la salida del producto al exterior, obligando a los productores a vender al mercado interno donde las curtiembres cartelizadas imponían precios mínimos.
En algunos casos, los valores eran tan bajos que a los productores les resultaba más conveniente enterrar los cueros que comercializarlos. Sadesa, controlada actualmente por Miguel Galperin, hermano de Marcos Galperin, fue la mayor beneficiaria de este sistema.
Beneficio para consumidores y ganaderos
Sturzenegger defendió la eliminación de las retenciones en redes sociales, explicando el impacto positivo de la medida.
“Las curtiembres no quieren que se pueda exportar cuero porque buscan mantener los precios locales bajos. Para los frigoríficos, que obtienen hasta un 5% de ingresos adicionales por el cuero, su valorización permite abaratar la carne, beneficiando a los consumidores”, explicó.
La industria cárnica respalda la medida, argumentando que la mejora en el precio del cuero puede compensar costos y estabilizar los valores de la carne en el mercado interno.
Silencio desde las costas uruguayas
Marcos Galperin, fundador de Mercado Libre y defensor público del gobierno de Javier Milei desde su residencia en Uruguay, aún no se pronunció sobre la decisión que golpea de lleno a su familia.
La desregulación amenaza con cambiar el juego en un sector históricamente protegido, dejando expuesta la influencia de intereses privados en las políticas públicas y abriendo nuevas oportunidades para los productores ganaderos y frigoríficos.
Mientras tanto, el mercado aguarda expectante las repercusiones económicas y políticas de esta medida que rompe con décadas de privilegios.