En septiembre, si bien aun en bajos niveles históricos, se observó una variación positiva de 0,3% de la población trabajadora asalariada, lo que representa la incorporación neta de 32,4 mil personas al trabajo declarado, acotó Maito a Télam.
“El empleo registrado dejó de caer estrepitosamente, lo que estas cifras indican es que en septiembre se estaría dando por primera vez desde el inicio de la pandemia un leve crecimiento del número de asalariados, aunque sigue habiendo 180 mil trabajadores menos que tienen un empleo registrado respecto de los que había en febrero, es decir que la recuperación está siendo lenta”, dijo el especialista.
El director del CETyD se refirió a la situación actual del mercado laboral y en diálogo con Télam explicó que “lo que creo que está pasando tanto con el empleo como con la actividad económica muestra dos cosas: por un lado, que la peor parte de la pandemia en relación a estos temas ya pasó, y registró su peor momento durante abril; y por otro lado, también muestra que no está siendo fácil volver a los niveles tanto de actividad como de empleo, previos a la pandemia”.
En esa línea, comentó que, por ejemplo, si bien en abril “la actividad económica estaba 26% abajo en relación con febrero de 2020, en septiembre, continuaba aún 7% por debajo de los niveles prepandemia”.
Maito también argumentó respecto de la diferente situación de los trabajadores asalariados en relación con los que se encuentran dentro del trabajo informal, y dijo que “el impacto de la pandemia sobre el empleo en nuestro país fue muy fuerte, del mismo modo que lo fue en la gran mayoría de los países del mundo, de ahí que casi 4 millones de personas que el año pasado tenían un empleo dejaron de tenerlo este año a mediados de 2020”.
“Esto se relaciona con la situación inicial que tenía el mercado laboral en nuestro país cuando empieza la pandemia, con mucha precarización, empleos inestables, de baja calidad, no protegidos por las leyes laborales”, agregó.
En ese sentido, sostuvo que “esa situación de enorme precarización fue, tal vez, la principal responsable de que el impacto de la pandemia en el empleo haya sido tan fuerte”.
Maito subrayó que fue muy diferente el impacto que sufrió el empleo registrado en relación con el no registrado: “si uno compara qué sucedió con los empleos formales, protegidos por la legislación y por los convenios colectivos en relación a los empleos informales o con los trabajadores independientes, las diferencias son abismales”, dijo.
“Mientras que el empleo formal en nuestro país cayó 3%, lo que es un número muy relevante, y que representa cerca de 250.000 trabajadores que tenían un empleo y dejaron de tenerlo en la pandemia; ese impacto es relevante, pero está en línea con lo que sucedió en la mayoría de los países desarrollados, donde la gran mayoría de los empleos son formales”, explicó.
“Sin embargo, este 3% de caída del empleo formal contrasta notablemente con lo que sucedió con el informal, que cayó 43%, así como el empleo independiente registró una baja de 27%.
“De esas casi 4 millones de personas que perdieron su fuente de trabajo, el 86% tenía un empleo informal o independiente, en trabajos precarios o inestables, dato que da cuenta de cuál fue el sector más afectado del mercado laboral en la Argentina durante la pandemia”, especificó Maito.
Al ser consultado sobre los motivos que influyeron para que los empleos formales resultaran menos perjudicados que los trabajos no registrados, Maito dijo que “las políticas del Estado Nacional durante la pandemia tuvieron tres grandes ejes: por un lado, la doble indemnización, decidida antes de la pandemia; la prohibición de despidos, decidida ni bien se inicia; y por otro lado, el acuerdo entre la CGT y la UIA que luego es homologado por el Ministerio de Trabajo de la Nación que implicaba un mecanismo de validación de suspensiones con el pago del 75% de los ingresos a los trabajadores que eran suspendidos”.
Según el director del Centro de estudios de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), estas medidas tuvieron un “impacto muy relevante y que fue crucial para que el empleo formal en nuestro país no se viera tan afectado como se vio el empleo informal”.
Las suspensiones se redujeron a casi la mitad de lo registrado en los primeros meses de la emergencia sanitaria, de acuerdo con el informe que surge de los relevamientos de la EIL para los meses de septiembre y octubre.