Las ventas en supermercados continúan en picada, según datos revelados en un informe reciente del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). En febrero, se registró un desplome del 8,3%, profundizando la preocupación en las grandes cadenas ante la persistente caída en el consumo.
Tres indicadores clave delinean la crisis que enfrentan estos establecimientos. En primer lugar, se observa un crecimiento en la cantidad de clientes que abandonan productos en la línea de caja, reflejando una creciente restricción presupuestaria de los consumidores.
En segundo lugar, las ventas muestran una leve recuperación únicamente en las fechas de cierre de las tarjetas de crédito. Este fenómeno sugiere una dependencia cada vez mayor de los consumidores en el financiamiento a través de tarjetas de crédito, aprovechando la posibilidad de postergar los pagos hasta el próximo vencimiento, que se sitúa 45 días después.
Por último, otro indicador alarmante es la tendencia de los consumidores a optar por marcas de menor costo, relegando las marcas líderes o de mayor renombre. Esta situación refleja una búsqueda activa de ahorro por parte de los consumidores en un contexto económico adverso.
La preocupación en las grandes cadenas es palpable ante estos indicadores, que evidencian la difícil situación del sector y la necesidad de políticas que impulsen la recuperación del poder adquisitivo de los consumidores y reactiven el consumo interno.