Según datos relevados por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas minoristas de las pequeñas y medianas empresas (pymes) registraron una caída alarmante del 25,5% en febrero, acumulando un declive del 27% en el primer bimestre del año. Este escenario se ve agravado por una fuerte retracción en siete de los doce sectores económicos, anticipando una brusca caída en la actividad industrial.
Las empresas enfrentan esta situación con medidas extremas como la paralización de plantas, suspensiones de personal y adelanto de vacaciones, como lo evidencian casos emblemáticos como el de Acindar, que suspenderá sus actividades durante un mes debido a una caída del 40% en la demanda. Electrofueguina, por su parte, suspendió todo su personal de planta por 45 días debido a dificultades para adquirir divisas.

La industria automotriz tampoco escapa a la crisis, con empresas como Volkswagen y General Motors viéndose obligadas a paralizar su producción por problemas financieros y de abastecimiento. En el sector de la construcción, la situación es igualmente preocupante, con la estimación de la Cámara Argentina de la Construcción de una pérdida de casi 70.000 empleos desde noviembre pasado.
Ante este panorama desafiante, los analistas advierten sobre el riesgo de un aumento significativo del desempleo y una mayor caída del salario real. Si bien las empresas muestran reticencia a desvincularse de sus empleados, la incertidumbre económica y la falta de perspectivas de recuperación podrían llevar a despidos masivos en un futuro cercano.
En resumen, la crisis económica actual plantea serias amenazas para el empleo en el sector industrial, con consecuencias potencialmente devastadoras para la estabilidad económica y social del país.